El silencio se rompe con un riff de guitarra.
Entra el bombo y la caja de la batería y la energía se acumula como un resorte comprimido hasta que explota en la voz de Mick Jagger.
Es "Start Me Up" de los Rolling Stones, la banda sonora perfecta para el momento en que dejamos de planificar y actuamos.
If you start me up
If you start me up I'll never stop
If you start me up
If you start me up I'll never stop
¡Si me pones en marcha!
Si me pones en marcha nunca me detendré
¡Si me pones en marcha!
Si me pones en marcha nunca me detendré
Mick Jagger no canta sobre teorías: grita sobre movimiento, sobre poner el motor en marcha.
Y una vez puesto en marcha ese motor es imparable.
Eso es exactamente lo que necesitamos después de tres semanas afilando el hacha.
El arte de empezar a comernos la ballena sin (auto)sabotearnos
Dar el primer paso es como saltar al vacío desde un trampolín de 10 metros: la mente calcula mil variables (¿Estará el agua fría? ¿Habré colocado bien los pies?), pero el cuerpo sabe que la única forma de descubrirlo es lanzarse.
En nuestros proyectos, es en este momento crítico donde aparecen todos los miedos, monstruos y fantasmas.
Donde nos entra el “cangeli” y procrastinator ataca de nuevo.
Pensabas que lo habíamos dejado atrás en el primer paso pero no es como una mosca cojonera que no para de dar por culo saco incansablemente.
Y ahora que ya estamos casi al final saca toda la artillería.
Procrastinator se transforma en Supersaiyan y te lanza sus cuatro mejores golpes.
El miedo al primer paso:
1. La parálisis del perfeccionista
Si no está perfecto no empiezo.
El mapa mental que creaste no es un documento sagrado, sino un GPS improvisado.
Como bien demostró Darwin en su viaje del Beagle en 1831, los mejores descubrimientos surgen cuando te permites desviarte de la ruta planeada.
¿Tu primer verso no rima como imaginabas? Guárdalo: quizás se convierta en el estribillo de otra canción.
2. El síndrome del "todavía no"
El: "Esperaré a tener más tiempo/dinero/conocimientos" es la máscara educada del miedo.
Facebook nació en una residencia universitaria, Amazon y apple en un garaje, y tu proyecto puede nacer en los 27 minutos diarios que pasas en el metro, en el coche o andando al trabajo.
El momento ideal es un mito: el cronómetro empezó a correr cuando identificaste tu ballena.
3. La trampa de la "preparación infinita"
Revisar por décima vez tu lista “wena” no te acerca a la meta: te convierte en Sísifo digital.
Sísi qué?
Sísifo el rey de Corinto, que se creía más chulo que Zeus y Hades y le salió el tiro por la culata.
Y lo que suele pasar cuando te haces el “sobrao” con los dioses del Olimpo es que ellos son los más cachondos de todos así que ahí tienes a Sísifo empujando su pelotita de piedra montaña arriba por toda la eternidad.
(Ala los de la LOGSE ya tenéis con qué entreteneros).
Un estudio del MIT demostró que el 72% de la productividad creativa ocurre durante la ejecución, no en la fase de planificación.
Así que aunque hay que planificar, ya nombramos al bueno de Benji Franklin con su “si no planificas estás planeando fracasar”, donde ocurre la magia es en la acción.
Ya sabes Actúa Ahora.
4. El fantasma de los proyectos pasados
Esa idea abandonada en 2013 no es un fracaso: es un banco de pruebas.
Analiza qué aprendiste (¿Falta de enfoque? ¿Mala calendarización?¿Síndrome del impostor) y aplica esas lecciones como anticuerpos contra nuevos errores.
Este proyecto de podcast y newsletter lleva gestándose más de 10 años por ejemplo.
De la ballena al banquete.
Vamos al turrón que nos dan las uvas!!!
¿Cómo damos ese primer paso, ese primer bocado?
1.- El ritual de activación
Crea una señal que le diga a tu cerebro: “¡Ahora sí!”, que marque el inicio de cada sesión de trabajo:
Enciende la lámpara de tu escritorio para ponerte a trabajar.
Ponte los auriculares con tu playlist de enfoque (el cerebro asociará la música al modo productivo)
Bebe un sorbo de agua fría (la hidratación aumenta un 14% la concentración según la Universidad de East London)
Este ritual actúa como interruptor neuronal: le dice a tu mente "Ahora trabajamos en la ballena".
2.- La regla del 2%
En lugar de enfrentarte al primer ítem de tu lista, elige la tarea más pequeña que represente solo el 2% del proyecto total. Ejemplos:
Si tu meta es escribir un libro: redacta el título provisional
Si quieres lanzar un producto: diseña el logotipo en una servilleta
Si planeas un curso online: graba un audio de 60 segundos explicando su propósito
Este micro-éxito activa la dopamina necesaria para el siguiente paso, creando un efecto dominó positivo.
3.- La técnica del "Boceto"
Robinson Crusoe no esperó a tener un barco perfecto para escapar de la isla: usó troncos imperfectos. Aplica esta filosofía a tu proyecto:
Escribe el primer borrador de tu canción aunque rime "amor" con "dolor"
Programa el esqueleto de tu web aunque uses plantillas básicas
Graba tu primer podcast aunque se oiga el tráfico de fondo
Como demostró J.K. Rowling con los primeros borradores de Harry Potter, lo imperfecto puede mejorarse; lo inexistente, no.
Manteniendo el ritmo: Cómo evitar el "síndrome del segundo paso"
La estadística es cruel: el 68% de los proyectos mueren después del primer avance (Estudio Failory, 2024).
Vale ya te has puesto en marcha has dado el primer paso pero, para que haya un camino no puedes mover solo un pie, caminar es dar un paso detrás del otro.
Qué, cómo “tas quedao” eh!!, con el culo torcido. Toma Jeroma pastillas de goma que son pa la tos.
Espera que te lo repito:
Caminar es dar un paso detrás de otro.
Parece una chorrada pero vuelve a leer el número de la estadística. El 68% de los proyectos mueren después del primer avance.
Después del primer paso.
Por eso te cuento cómo evitar el “síndrome del segundo paso”.
O sea que no te pares después de mover el primer pie.
1. El calendario de los "minutos heroicos"
Bloquea 3 bloques de 9 minutos en tu agenda:
11:00 h: Micro-tarea relacionada con tu ballena a la hora del desayuno o el descanso.
14:29 h: Revisión express del progreso después de comer.
21:09 h: Planificación del día siguiente después de cenar.
¿Por qué 9 minutos?
Porque no son los típicos 2 ó 10 minutos que te dice todo el mundo y seguro que se te queda más grabado.
Porque me hace gracia que sean 9.
Porque es mi número favorito.
Es tiempo suficiente para avanzar, pero tan corto que el cerebro no tiene excusa para posponerlo.
Póntelo según tu agenda yo te he marcado tres posibles momentos pero tú sabes cómo gestionas tu día.
2. El tablero de victorias invisibles
Crea un panel visual (físico o digital) donde registrar:
Decisiones tomadas
Errores convertidos en aprendizajes
Micro-logros (ej: "Hoy investigué 3 proveedores potenciales")
Esto contrarresta el sesgo de negatividad cerebral, que tiende a enseñarte los obstáculos como montañas y los progresos como granitos de arena.
Así verás en ese panel cómo vas avanzando de una forma visual.
3. El "sistema de rendición condicional"
Antes de abandonar cualquier tarea, aplica la regla de los 20 segundos de valentía:
Detente
Respira profundamente 3 veces
Dedica 20 segundos a intentarlo de nuevo
Sueles descubrir que el bloqueo era temporal y que sólo necesitabas un pequeño empujón.
Cuando la ballena contraataca: Gestionando obstáculos previsibles (y cómo zampártelos)
Escenario 1: "No tengo tiempo"
Solución: Aplica el principio de los tiempos muertos.
Usa los 8 minutos de calentar el café en el microondas para esbozar ideas.
Graba notas de voz mientras caminas al supermercado.
Dibuja esquemas en un papel durante tus reuniones aburridas.
Escenario 2: "Me quedé estancado"
Solución: Activa el modo rebelde
Cambia temporalmente de tarea, escoge otra idea de tu mapa mental.
Reescribe el problema como si fuera el guión de una película de terror.
Pregúntale a un niño cómo lo haría él: su perspectiva ingenua e inocente suele revelar soluciones obvias.
Escenario 3: "Perdí la motivación"
Solución: Juega a la "Falsa fecha límite"
Programa una presentación ficticia ante inversores para el viernes.
Reta a un amigo a una competición de avances semanales.
Crea una cuenta en redes sociales para publicar tus progresos. (Si te puede el síndrome del impostor hazlo con una cuenta anónima)
El banquete final: Cuando el primer trozo se convierte en un manjar delicioso.
Al morder ese primer pedazo de ballena, ocurre algo mágico: dejas de ser espectador para convertirte en creador.
No porque sea perfecto, sino porque rompe con la inercia.
La curva del aprendizaje se inclina a tu favor (dominas herramientas, detectas atajos).
Ideas aparentemente desconectadas empiezan a cruzarse.
Aprendes más en 10 minutos de acción que en 10 horas de teoría.
Tu identidad se redefine: ya no eres "alguien que quiere hacer X", eres "alguien que hace X"
El miedo se encoge y la disciplina crece.
Como escribió Antoine de Saint-Exupéry, el del Principito:
"Si quieres construir un barco, no reúnas a la gente para recolectar madera y no le asignes tareas ni trabajos, sino enséñales a añorar la inmensidad infinita del mar"
Al dar ese primer paso, has despertado ese deseo en lo más profundo de tu ser.
Cierre: El océano te espera.
Empezar un proyecto no es cuestión de tamaño o de fuerza, sino de ritmo.
Si hoy das el primer bocado, mañana tendrás hambre de más.
Y si te atascas, recuerda: la música sigue sonando y el banquete acaba de empezar.
Los cuatro pasos que hemos explorado en esta serie de ¿Cómo comerse a una ballena? no son los inquebrantables mandamientos de la biblia, sino una partitura que cada cual interpreta a su estilo, con su manera de ser y hacer las cosas.
Algunos necesitarán un allegro con brio (empezar rápido y ajustar sobre la marcha), otros un adagio sostenuto (avance lento pero constante).
La infografía final (¡por fin completa!) no es un punto final, sino un mapa para tu próxima expedición.
Hablando de mapas aquí te dejo la infografía completa y debajo en pdf para que te la puedas descargar y ampliarla todo lo que quieras para verla sin pérdida de calidad.
Recuerda: las ballenas más grandes terminan siendo devoradas por quienes perseveran en trocitos microscópicos.
Y cuando dudes, vuelve a tu banda sonora personal. Porque como cantaba Freddie Mercury:
"Don't stop me now, I'm having such a good time!"
“No me detengas ahora, me lo estoy pasando muy bien!”.
Actúa. Ahora.
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Oye que si lo quieres recomendar a tus amigos, conocidos y familiares no me voy a quejar eh!!!!.
Y si quieres compartir tu experiencia comiendo ballenas (o pidiendo sushi), déjame un comentario o mándame un mensaje. ¡El primer trozo siempre sabe mejor en compañía!
Hagas lo que hagas gracias de corazón por llegar hasta aquí.
Un abrazo grande!!!
Aaaaaaaaadios!!
Gabi Contreras.
Super consejos Gabi, me he apuntado un montón!! Gracias por compartir!
¡ Que grandes consejos! Me he bajado la infografía y ya tengo dos salsas para comerme la ballena